Con más de 800 libras de peso, Yoel ha vivido acompañado por un balón de oxígeno para poder respirar adecuadamente, ha tenido que hacer las más disimiles dietas sin ver ningún efecto a su favor, ha tenido que dejar de pasear, compartir con amigos, tener horas sueño con tranquilidad, y para colmo, ver deteriorarse su salud lentamente, con enfermedades que poco a poco se apoderaban de su organismo.
Gracias a la salud pública cubana y por supuesto, a su voluntad de vencer cualquier obstáculo y vivir, Yoel ha sido sometido a una cirugía bariática, una de las intervenciones más costosas y delicadas en todo el mundo. Médicos cubanos le han devuelto las esperanzas tras cinco horas de operación, una atención esmerada durante meses y seguimiento minucioso que ya comienza a dar sus frutos.
La felicidad de Yoel, sus amigos y familiares, y hasta sus vecinos y conocidos de su pueblo, que lo quieren y lo admiran por su optimismo y valentía, renueva hoy sus deseos de seguir adelante en la recuperación de su vida normal. Muchos de sus sueños, ayer inalcanzables, hoy parecen estar más cercanos.
Alegre, dicharachero, sencillo, optimista, siempre enérgico consigo mismo, amable y rodeado de amigos, quienes más lo han ayudado y apoyado en esta lucha por la supervivencia, cubanos al fin. Yoel es hoy un ejemplo más de todo lo que se hace en Cuba por salvar la vida de un ser humano, pues más allá de los detractores que solo ven las manchas, seguimos defendiendo el principal derecho humano: el derecho a la vida, que la Revolución siempre nos ha dado por encima de todo.
Conozcamos entonces más de este joven cubano:
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