miércoles, 8 de agosto de 2012

La Ópera que nunca cerró

Por: A. S. Yhanes




Compañía Ópera de la Calle en la inauguración del XIII Festival de Teatro de La Habana

Una vez más la noticia se expande como pólvora en Internet, los titulares varían, pero, en esencia, todos dicen lo mismo: “Cuba cierra Ópera de la Calle”. Y, a pesar de que poco después el Consejo Nacional de Artes Escénicas (CNAE) lo desmiente, nadie, o casi nadie, se toma el trabajo de verificarlo.
Ópera de la Calle es un proyecto comunitario creado por el barítono Ulises Aquino hace aproximadamente siete años. En aquel momento, su misión principal parecía casi imposible: acercar el canto lírico a la gente común. La estrategia de Aquino y su grupo fue brillante, pues trascendieron aquellos espacios donde tradicionalmente se interpreta este género y se fueron a cantar a las calles, sin tanta etiqueta, protocolo o formalismo; solo la ciudad y sus voces.
Gisela González, presidenta del Consejo Nacional de Artes Escénicas (CNAE), asegura que tal propósito siempre les pareció sumamente valioso: “Desde el principio nos interesó la idea de llevar por los barrios el canto lírico en las voces hermosísimas de nuestros jóvenes y hacer de eso un espectáculo. Se trataba de buscar nuevos públicos, de acortar la distancia entre la gente y un género que se considera bastante elitista”.

Compañía Ópera de la Calle en la inauguración del XIII Festival de Teatro de La Habana

De ahí que el CNAE apoyara el proyecto cuando no era más que eso, un proyecto artístico, cuya subvención, en un primer momento, se aprobó durante seis meses: “Luego, como vimos que tenía resultados cuando se presentaba en los parques y las esquinas, pues lo seguimos ampliando y a medida que ellos nos iban planteando nuevas necesidades nosotros tratábamos de apoyarlos”.
Fue así, poco a poco, que se le incorporó una orquesta de acompañamiento, un cuerpo de baile y nuevos cantantes, hasta alcanzar el número de integrantes que tiene hoy día: cerca de 80, entre artistas y técnicos. Pero un poco antes, en el 2007, y atendiendo a su éxito en el trabajo comunitario, el proyecto se convierte en una compañía, con Ulises Aquino como director general.
“El nombramiento de director general —explica González— implica que a partir de ese momento no es solo director artístico, sino que también desempeña una gestión cultural. Por otra parte, Aquino asume una responsabilidad legal sin llegar a ser una figura jurídica, pues la figura jurídica es el Centro de Teatro de La Habana, que se subordina al CNAE y es la institución que lo representa y le permite hacer sus representaciones con un respaldo legal. Esto, además del subsidio de los salarios, también posibilita otras formas de pago, como trabajar con otras agencias de la cultura como Clave Cubana o RTV Comercial, mediante las cuales se gestionan contratos tanto en divisas como en moneda nacional”
El Centro de Teatro llegó además a un acuerdo con el Centro de Cine para que Ópera de la Calle pudiese ensayar en el cine Arenal y ofreciera sus conciertos en el portal del mismo. Más tarde, cuando este espacio entra en reparación, Ulises Aquino gestiona con el Gobierno Municipal de Playa un nuevo local de ensayos, que es lo que luego se conocería como El Cabildo.
El espacio fue reparado, en su mayor parte, con los recursos de los propios artistas buscando mejores condiciones de presentación y se abre al público el 28 de abril de 2011. Meses después, Aquino obtendría una autorización para abrir, en el mismo lugar, un restaurante por cuenta propia, o sea, una “paladar”.
Sin embargo, el CNAE nunca dejó de subvencionar el proyecto. De hecho, solo en gastos de salario, de 233 mil pesos en moneda nacional que había destinado en el 2005, el monto ascendió hasta unos 411 mil en el 2011 y unos 224 mil hasta junio del presente año. Por eso, cuando se le retiró la licencia a dicha paladar a finales del mes de julio, por varias irregularidades en su gestión, a Gisela González le sorprendió bastante leer en muchos titulares que el proyecto cultural Ópera de la Calle había sido clausurado:
“Nosotros en ningún momento hemos cerrado Ópera de la Calle, es un error de la prensa extranjera. El proyecto cultural no ha sido cerrado, ni se ha tocado, ni se va a dañar, porque nosotros lo protegemos, pues tiene un objeto social que cumple adecuadamente. Ulises siempre ha sabido que nosotros no lo vamos a abandonar”.
El propio Aquino reconoce que el CNAE siempre ha actuado en defensa de su proyecto, pues se trata de un hecho cultural inmenso en el que ambos han participado juntos, y el Consejo siempre ha sido muy receptivo con todas sus necesidades:
“A pesar de que el nacimiento de la Compañía ocurre en los peores momentos económicos del país, nunca nos dieron la espalda ni el Consejo ni el Centro de Teatro, por lo cual les estaremos agradecidos siempre todos los integrantes de la Compañía. Aunque es importante reconocer que El Cabildo, es también la Ópera de la Calle, se construyó con esos resultados, se buscó una opción para mejorar nuestros ingresos …”
 
Por su parte, Gisela González asegura que en Cuba ningún proyecto cultural con un valor artístico como el de Ópera de la Calle se cierra, sin siquiera consultarlo con el artista. Si bien muchos proyectos desaparecen por causas naturales —ya sea porque la calidad no es la misma o porque ya no se sostiene—, este evidentemente no es el caso.
“Titulares como: “Cuba cierra Ópera de la Calle por ‘enriquecimiento’, son una barbaridad, porque lo que se cerró fue la paladar, no el proyecto comunitario. El lugar no ha cerrado, los ensayos de Ópera de la Calle se mantienen, la programación sigue funcionando, así como otros proyectos culturales que trabajan los fines de semana para los niños, otros coros, artistas y cantantes”, explica.
Algo que también le llamó la atención fue que, en esa misma nota, se hablaba de 130 familias cubanas que se quedaban sin sustento: “A los cerca de 80 trabajadores que pertenecen a la cultura, mientras sea válido el proyecto artístico, no les va a faltar el subsidio estatal porque nosotros no los vamos a cerrar. Ninguno ha perdido el salario”.
“Tenemos muchos proyectos que no tienen subsidio estatal —agrega—, como los que están representados por la Agencia ACTUAR, la Agencia CARICATO, por el Centro Promotor del Humor y existen por formas comerciales legales a través de las instituciones. Este particularmente, tiene subsidios, por el interés cultural que le vimos al proyecto. Quizá en algún momento se pueda evaluar que debido al gran mercado que tiene, ya no necesite subsidio estatal; pero aún no estamos en ese punto, porque desarrollar un proyecto de esta naturaleza es bastante costoso. Por eso nos parece bien que tenga diversas formas de ingresos, pero siempre que sean legales. En Cuba se están haciendo muchas transformaciones, todas dentro de la ley”.
Ulises Aquino, en cambio, prefiere ignorar la infinidad de hipótesis y especulaciones —muchas veces contradictorias— que se han tejido en torno a este asunto:
“Con respecto a los medios de prensa, me han contado lo que dicen pero yo no puedo leerlos, algunos me traen copias. A mí no me importa tanto  lo que digan allá, porque yo ni vivo allá, a mí lo que más me importa es cómo se escucha o se interpreta aquí, a pesar de que por mi carrera personal como artista internacional no puedo evadir la prensa porque es parte de mi deber profesional. Algunos comentarios dicen que soy millonario y que tengo casa en Cancún, otros me dicen comunista, oportunista, otros me invitan a invertir allá, como si yo pudiera, sin darse cuenta de que El Cabildo lo construimos para que nuestro grupo pudiera vivir mejor aquí, y no tuvieran que pensar que el único camino para cubrir sus necesidades tendría que ser allá, también ha tenido un gran saldo positivo, y ha sido el respaldo de infinidad de artistas e intelectuales a nuestra obra y a la Opera de la Calle, con los que siempre estaremos en deuda, ya  que la Compañía se ha convertido en un hecho que forma parte de la vida espiritual de los cubanos de hoy”.
Para la Presidenta del CNAE, el razonamiento es bastante sencillo: la Ópera de la Calle seguirá funcionando porque cuenta con subsidios y otras formas de ingreso, que existían incluso antes de que se creara la paladar. A fin de cuentas, la política de flexibilizar el trabajo por cuenta propia comenzó recientemente y el proyecto ya tiene más de seis años. O sea, aunque se trató de mezclar ambas esferas, en realidad, no son lo mismo.
Una cosa es el trabajo por cuenta propia en el restaurante y otra, muy distinta, la labor artística de la Compañía, cuyos resultados se defienden por sí mismos. La segunda responde al CNAE; la primera, en cambio, es regulada por las Direcciones Municipales de Trabajo. Allí se otorga las autorizaciones para ejercer el trabajo por cuenta propia a las personas que lo soliciten y, de ser necesario, estas mismas Direcciones tienen la facultad para retirarlas, en caso de irregularidades.

En la inauguración del XIII Festival de Teatro de La Habana
 
Isabel Hamze, directora Provincial de Trabajo y Seguridad Social en La Habana, explica que se  retiró la licencia de elaborador-vendedor de alimentos con servicios gastronómicos porque la Directora Municipal de Trabajo y Seguridad Social del Municipio Playa, Julia Argüelles, fue informada por la Dirección de Integral de Supervisión de que existían varias irregularidades en El Cabildo.
“Por ejemplo —asegura—, había trabajadores ejerciendo en la paladar sin estar contratados por el titular ni tener licencia de trabajo por cuenta propia. Todos los trabajadores por cuenta propia pueden contratar a los trabajadores que quieran, pero estos tienen que obtener una licencia de trabajador contratado. En el caso de los trabajadores que estaban allí, los inspectores comprobaron que solo uno de ellos tenía autorización, en un restaurante donde trabajaban cocineros, ayudantes de cocina, gastronómicos, cantineros, todos sin autorización. Además, cuando los trabajadores contratados son más de cinco, hay que contribuir al fisco, de lo contrario se está evadiendo el impuesto que corresponde.
“También hubo irregularidades con el contrato de arrendamiento de un local estatal, que es el espacio que se utiliza; ese contrato no está firmado. Los trabajadores por cuenta propia pueden ejercer en su casa, en un espacio arrendado por una persona natural o en uno arrendado por una entidad estatal. Supuestamente ese local está arrendado, pero no existe un contrato de arrendamiento. Cuando el estado arrenda un espacio, cobra por ese arrendamiento; en este caso, ese contrato no está formalmente hecho”
Hamze asegura que en La Habana actualmente laboran 106 mil trabajadores por cuenta propia, y más de cinco mil lo hacen en espacios arrendados por el Estado. Existen, además, 382 paladares y desde octubre de 2010 solo se les ha retirado la licencia a cuatro. Incluso existen restaurantes donde se hacen reservaciones desde el extranjero. Uno puede encontrar desde sitios muy elegantes y caros, hasta modestas fondas. O sea, la flexibilización ha permitido muchas iniciativas, pero siempre siguiendo las regulaciones.

 
Ópera de la Calle es un proyecto que, igual que hizo con los teatros tradicionales, trasciende cualquier situación coyuntural. Porque, en palabras del propio Aquino, “brinda a todo el mundo, incluidas las comunidades, el resultado de un análisis inteligente y de lo que debe ser el género lírico de hoy, a partir, claro está, de nuestras condiciones y particulares circunstancias que no se limitan a la grandiosidad de los recursos y medios, y si a lo grandioso que  puede surgir de un nuevo artista, de un creador en su medio, el que le tocó vivir. Su fundamento principal es demostrar que sobrevive el buen quehacer artístico aun en las peores situaciones materiales, y que se constituye en  parte de una cultura abierta a todas las demás, y marca una forma de hacer  heterodoxa sobre la base de un artista más completo, mejor formado y apto para actuar en todos los escenarios. Sin obviar nunca  que la cultura es un quehacer que se sustenta a la par de la imaginación y la creatividad del espíritu, con la rentabilidad de sus resultados. La cultura tiene un valor intangible, espiritual, pero a la vez tiene enormes retornos indirectos, y a la vez también tiene un valor contable”.
Precisamente por esto, por sus resultados, por el prestigio de esta institución de la cultura que ha logrado acercar el canto lírico a la gente común, es que la presidenta del CNAE, Gisela González, está segura de que el proyecto seguirá existiendo: “Sobre todo con los artistas que tenemos, que son tenaces, tienen valores y creen en lo que hacen, eso es lo más importante”.

Tomado de La Jiribilla

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