viernes, 24 de agosto de 2012

¿Isaac pretende recordar a Gustav, a Ike, quién sabe?


Huracán Gustav acercándose a Cuba. Agosto 2008
     
La semana próxima se cumplirán 4 años de que los huracanes Gustav y Ike atravesaran Cuba, exactamente durante los días 30 de agosto y 8 de septiembre de 2008 respectivamente. Los recuerdo muy bien y creo que muchísimos cubanos también.
Son imborrables las imágenes de los daños causados, la incertidumbre por la cercanía inminente de los dos fenómenos atmosféricos acercándose a la isla, la certeza de que pasaría por mi tierra en el occidente del país, es más, por mi barrio, casi por la casa donde nací y allá estaba yo, compartiendo esos momentos complejos junto a mis abuelos y mi hermana pequeña.
Ese 30 de agosto, mientras se acercaba Gustav, se sentía una gran tensión. Fue un día de preparativos para aminorar los posibles daños, de evacuación y recogida de objetos personales y comida para trasladarnos con lo mínimo a un lugar más seguro, y por supuesto, cada minuto atentos a los partes oficiales y las informaciones que las autoridades del país y el territorio emitían sobre la cercanía del huracán.
Recuerdo que en horarios del mediodía el Dr. José Rubiera indicaba ya el punto exacto por donde tocaría tierra el huracán, justo al sur de mi municipio, para salir por la costa norte, pasando su centro justo por donde me encontraba junto a mi familia. Entonces pensamos que otras veces nos habíamos preparado para contingencias como estas, pero nunca realmente la habíamos vivido, y no solo yo, mis abuelos apenas recordaban vagamente los efectos del ciclón de 1944 u otro de 1963.
La intensidad de Gustav fue enorme, mucho más devastador e impactante que lo que imaginamos. Pasó entre las 5.30 y las 12 de la noche aproximadamente y las casi 30 personas reunidas en la casa de una tía donde estábamos más seguros, compartimos tensiones, alimentos, pequeñas luces, llantos de niños, camas para los más necesitados y hasta algún que otro rezo iniciado por religiosos a los cuales, casi sin darnos cuenta, nos unimos para extender una mano entre todos.
Al amanecer del otro día la imagen no podía ser más desconcertante, pero todos estábamos bien, juntos, y comenzaríamos poco a poco a sobreponernos a la impresión causada para ayudarnos, recoger los daños, hacer algunos caminos transitables, buscar a seres queridos que alejados, no sabíamos si estaban bien. Fueron días que a veces es mejor no recordar.
Y qué decir de Ike. Lo que parecía increíble sobrevino. Otro huracán, apenas 8 días después -por cierto, el día de mi cumpleaños - toca territorio oriental de Cuba y llega al occidente para atravesar el mismo lugar. En esta ocasión no estaba junto a mis familiares. Los había dejado después de acompañarlos los días posteriores a Gustav y apenas intentando dar los primeros pasos para recuperarse eran afectados nuevamente.
Huracán Ike acercándose a Cuba. Septiembre 2008
Dicen los que lo vivieron que Ike no hubiese sido tan devastador porque su paso fue más rápido y los vientos de menor intensidad, pero casi dejando territorio cubano se posiciona y está en el mismo lugar muchas horas lloviendo a gran intensidad. La lluvia entonces nos jugaría una mala pasada: recrudecía la situación de desespero y destrucción que ya padecía toda Cuba y especialmente, la provincia más occidental: Pinar del Río.
Los daños materiales fueron enormes, los males causados se mostraron durante largos meses. Como hacía muchos años, Cuba no tendría que enfrentar y tomar decisiones tan severas para aminorar la situación causada por estos fenómenos naturales. Se salvaron las vidas humanas, el tesoro más preciado, pero la mano furiosa de la naturaleza nos apretó el cuello para obligarnos a sobreponernos y salir airosos de momentos límites, como tantas otras veces.
Para los cubanos, esta es apenas la historia de una complicada temporada ciclónica. Todos los años la amenaza de ciclones tropicales se cierne sobre esta región del planeta y ante situaciones como estas, solo la responsabilidad, la unidad, la solidaridad y la prudencia nos hacen fuertes y nos dan la seguridad para mantenernos firmes.
Ningún país mejor preparado que Cuba para enfrentar estos fenómenos. Informaciones 24 horas con científicos y especialistas muy certeros en sus pronósticos, autoridades gubernamentales a todos los niveles dedicadas todo el tiempo a asegurar el cumplimiento de las medidas establecidas para estas etapas, estructuras, infraestructuras y recursos puestos en función de que nada falle, medios de comunicación que han demostrado vitalidad y posibilidades de llegar hasta lo más recóndito para mantener informados a todos.
En unas horas otra tormenta tropical llegará al país. Isaac se acerca a Cuba pretendiendo afectar casi todo el territorio nacional. No hay desesperanza, la confianza y el optimismo deben primar, pero sobre todo la disciplina. Ser cautelosos y tomar todas las medidas necesarias – individuales, familiares, colectivas, sociales- deben ser la clave del éxito.
Esta quizás sea otra prueba de fuego para los cubanos, quizás Isaac pretende recordar a Gustav, a Ike o a otros, quién sabe. Solo espero que entre todos, podamos vivir estos momentos de inevitable tensión con la mayor tranquilidad posible y como siempre, alzar la cabeza, recuperarnos, seguir adelante, construir, forjar, avanzar sobre lo que pueda perderse en este combate por la vida.
Por ahora, me mantengo atenta a las informaciones, las comparto y les deseo a todos los cubanos, donde quiera que estén, la mejor de las suertes.

Pronóstico del recorrido de la Tormenta Tropical Isaac acercándose a Cuba. 24 agosto 2012

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