Huracán Gustav acercándose a Cuba. Agosto 2008 |
La semana próxima se cumplirán 4 años de que los huracanes
Gustav y Ike atravesaran Cuba, exactamente durante los días 30 de agosto y 8 de
septiembre de 2008 respectivamente. Los recuerdo muy bien y creo que muchísimos
cubanos también.
Son imborrables las imágenes de los daños causados, la
incertidumbre por la cercanía inminente de los dos fenómenos atmosféricos
acercándose a la isla, la certeza de que pasaría por mi tierra en el occidente
del país, es más, por mi barrio, casi por la casa donde nací y allá estaba yo,
compartiendo esos momentos complejos junto a mis abuelos y mi hermana pequeña.
Ese 30 de agosto, mientras se acercaba Gustav, se sentía una
gran tensión. Fue un día de preparativos para aminorar los posibles daños, de
evacuación y recogida de objetos personales y comida para trasladarnos con lo
mínimo a un lugar más seguro, y por supuesto, cada minuto atentos a los partes
oficiales y las informaciones que las autoridades del país y el territorio
emitían sobre la cercanía del huracán.
Recuerdo que en horarios del mediodía el Dr. José Rubiera
indicaba ya el punto exacto por donde tocaría tierra el huracán, justo al sur
de mi municipio, para salir por la costa norte, pasando su centro justo por
donde me encontraba junto a mi familia. Entonces pensamos que otras veces nos
habíamos preparado para contingencias como estas, pero nunca realmente la
habíamos vivido, y no solo yo, mis abuelos apenas recordaban vagamente los
efectos del ciclón de 1944 u otro de 1963.
La intensidad de Gustav fue enorme, mucho más devastador e
impactante que lo que imaginamos. Pasó entre las 5.30 y las 12 de la noche
aproximadamente y las casi 30 personas reunidas en la casa de una tía donde
estábamos más seguros, compartimos tensiones, alimentos, pequeñas luces,
llantos de niños, camas para los más necesitados y hasta algún que otro rezo
iniciado por religiosos a los cuales, casi sin darnos cuenta, nos unimos para
extender una mano entre todos.
Al amanecer del otro día la imagen no podía ser más desconcertante,
pero todos estábamos bien, juntos, y comenzaríamos poco a poco a sobreponernos
a la impresión causada para ayudarnos, recoger los daños, hacer algunos caminos
transitables, buscar a seres queridos que alejados, no sabíamos si estaban
bien. Fueron días que a veces es mejor no recordar.
Y qué decir de Ike. Lo que parecía increíble sobrevino. Otro
huracán, apenas 8 días después -por cierto, el día de mi cumpleaños - toca territorio oriental de Cuba y llega al
occidente para atravesar el mismo lugar. En esta ocasión no estaba junto a mis
familiares. Los había dejado después de acompañarlos los días posteriores a Gustav
y apenas intentando dar los primeros pasos para recuperarse eran afectados
nuevamente.
Huracán Ike acercándose a Cuba. Septiembre 2008 |
Dicen los que lo vivieron que Ike no hubiese sido tan devastador
porque su paso fue más rápido y los vientos de menor intensidad, pero casi
dejando territorio cubano se posiciona y está en el mismo lugar muchas horas
lloviendo a gran intensidad. La lluvia entonces nos jugaría una mala pasada:
recrudecía la situación de desespero y destrucción que ya padecía toda Cuba y
especialmente, la provincia más occidental: Pinar del Río.
Los daños materiales fueron enormes, los males causados se
mostraron durante largos meses. Como hacía muchos años, Cuba no tendría que
enfrentar y tomar decisiones tan severas para aminorar la situación causada por
estos fenómenos naturales. Se salvaron las vidas humanas, el tesoro más
preciado, pero la mano furiosa de la naturaleza nos apretó el cuello para
obligarnos a sobreponernos y salir airosos de momentos límites, como tantas
otras veces.
Para los cubanos, esta es apenas la historia de una
complicada temporada ciclónica. Todos los años la amenaza de ciclones
tropicales se cierne sobre esta región del planeta y ante situaciones como
estas, solo la responsabilidad, la unidad, la solidaridad y la prudencia nos
hacen fuertes y nos dan la seguridad para mantenernos firmes.
Ningún país mejor preparado que Cuba para enfrentar estos
fenómenos. Informaciones 24 horas con científicos y especialistas muy certeros
en sus pronósticos, autoridades gubernamentales a todos los niveles dedicadas
todo el tiempo a asegurar el cumplimiento de las medidas establecidas para
estas etapas, estructuras, infraestructuras y recursos puestos en función de
que nada falle, medios de comunicación que han demostrado vitalidad y
posibilidades de llegar hasta lo más recóndito para mantener informados a
todos.
En unas horas otra tormenta tropical llegará al país. Isaac
se acerca a Cuba pretendiendo afectar casi todo el territorio nacional. No hay
desesperanza, la confianza y el optimismo deben primar, pero sobre todo la
disciplina. Ser cautelosos y tomar todas las medidas necesarias – individuales,
familiares, colectivas, sociales- deben ser la clave del éxito.
Esta quizás sea otra prueba de fuego para los cubanos,
quizás Isaac pretende recordar a Gustav, a Ike o a otros, quién sabe. Solo
espero que entre todos, podamos vivir estos momentos de inevitable tensión con
la mayor tranquilidad posible y como siempre, alzar la cabeza, recuperarnos,
seguir adelante, construir, forjar, avanzar sobre lo que pueda perderse en este
combate por la vida.
Por ahora, me mantengo atenta a las informaciones, las
comparto y les deseo a todos los cubanos, donde quiera que estén, la mejor de
las suertes.
Pronóstico del recorrido de la Tormenta Tropical Isaac acercándose a Cuba. 24 agosto 2012 |
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