sábado, 22 de febrero de 2014

¿Por qué expulsar a CNN de Venezuela? (+ Video)

         

CNN manipula a su antojo, eso ya lo sabemos de sobras.  Y si de desacreditar a gobiernos legítimos y manipular, mentir para complacer a los servicios de las oligarquías que dirigen los grandes medios occidentales se trata, este canal tiene PREMIOS, en mayúsculas, bien ganado.

Mucho de eso sabemos los cubanos, y no solo respecto a lo que tradicionalmente hacen contra Cuba. Recordemos los hechos de Venezuela en 2002, el golpe de Estado en Honduras y tantos otros momentos relevantes de América Latina, en los que se ha intentado acallar o acompañar golpes contra procesos legítimos y justos de los países del continente.

En esta ocasión el blanco es Venezuela, de eso no hay dudas. Miren el análisis realizado por el periodista venezolano Walter Martínez, durante su programa "Dossier",acerca de la cobertura que la televisora CNN ha ofrecido sobre algunos de los hechos violentos en ese país hermano en las últimas semanas.

Ahí encontrarán apenas una pequeña parte de la respuesta a la pregunta que encabeza este post y el por qué del proceso legal anunciado por el propio presidente Nicolás Maduro para sacar a estos manipuladores del país.


viernes, 21 de febrero de 2014

Indignación




Banderas cubanas en llamas. Nada más indignante para un cubano que ver arder su enseña nacional, la que tanto amamos y hemos enaltecido, la que defendemos en todos los escenarios, la que veneramos cada día y de la cual nos sentimos orgullosos. 

Los cubanos sí sabemos lo que representa una bandera, más allá de ser un símbolo patrio. Es la imagen de un pueblo, es la integración de una cultura, una identidad, una mezcla de idiosincrasia y patriotismo. Y la nuestra es reconocida incluso, por aquellos que hoy viven fuera de Cuba pero aman esta Isla, la defienden, la respetan, la sienten suya más allá de los motivos que los hicieron estar lejos de su tierra.

Cuba nunca ha irrespetado la enseña nacional de ningún país. Por la mente de un verdadero cubano  no pasaría eso jamás y estoy segura que tampoco por la de los venezolanos ni los hombres de buena voluntad de cualquier país del mundo.

Me pregunto qué pasará entonces por la mente de “disidentes cubanos” como Jorge Luis García Pérez, más conocido como Antúnez, que hace apenas unas horas anunció la suspensión de su supuesta huelga de hambre para sumarse a las acciones de apoyo de la derecha fascista en Venezuela.

¿Habrá visto Antúnez estas y tantas otras imágenes que circulan por las redes de Internet? ¿Esta será la bandera de la Cuba que defiende Antúnez? ¿Qué representa para él y su pandilla contrarrevolucionaria verla arder en llamas? ¿Sentirán nuestra misma indignación?

jueves, 13 de febrero de 2014

Por tu Amor...


Estas palabras son para el Amor, a unas horas del 14 de Febrero, 
para que nos acompañe por siempre...

Por tu Amor…


Por tu amor que renace cada día, despierto en las mañanas y te observo, respiro, sueño, salgo a las calles y camino.

Por tu Amor a la vida, a los días, a la historia, al camino trazado, a la tierra amada que nos vio nacer, al eterno deseo de verla feliz, se entrelazan las manos y somos más reales.

Por tu amor a la infancia que dejamos atrás, al consejo de madre, al abrazo del padre, al pequeño que brota desde un vientre feliz, al que juega en los parques y lo alborota todo, al hombre que hace el bien y se forja en los años,  vuelvo a ver en la risa una dicha infinita.

Por tu amor a la mano del amigo extendida, a la palmada al hombro y la voz más certera, al regaño infinito que duele y merecemos, por respeto al abuelo que siempre recordamos, abrazo otros amores que alumbran los destinos.

Por tu amor al cielo, la paloma que vuela, el mar que nos separa, el viento que se agita, al canto de los pájaros, a la flor, al pequeño sinsonte, al árbol y los ríos, veo soles gigantes más allá de sus manchas.

Por tu amor a la estrella que ilumina y que mata, la justicia, la paz, la canción que escogimos, al libro que en la cama siempre nos acompaña. Por tu amor a lo humano, al tiempo, a lo que somos, aceptamos la lucha eterna por la vida.

Por tu Amor… por los tantos amores que nos hacen sentir, descubro más  razones para ser y existir. Y al tener yo tu Amor, solo me queda entonces acoger en mis manos tu rostro de gigante, tu mirada curiosa, hacerte ver que tiemblo de pensar que te amo.

Agradezco que existas en cada paso, en mí, no importa donde estemos ni hacia donde vayamos, porque el Amor es uno y en él se encierra todo. Eso también lo sabes, por eso es que TE AMO.

Pensar en la Vida

Ayer yo también pretendí ser optimista y pensar en la Vida, aún cuando la muerte nos habia arrebatado al amanecer a un grande de los nuestros, Santiago Feliú. Pero después, mientras transcurría el día y veía los sucesos que ocurrían en la hermana Venezuela, el alma se me achicaba, yo también lloré sin decirlo por los que cayeron en las calles de Caracas, tuvieran la posición que tuvieran, y recordé al Comandante Chávez, ese que aún lloramos, que tanto nos dio y nos enseñó, al que tanto le debemos. 

Acaso serán días para pensar en los que no están? Quiero pensar que sí, pero solo para que nos alienten y nos alerten más sobre el camino a seguir. 

Hoy quiero volver a pensar en la Vida, por ellos, por los que están lejos, por las tantas familias cubanas que piensan en sus hijos hoy, por el Amor que ya casi nos convida a celebrar, no importa dónde estemos o a donde vayamos.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Por Santy...


Apenas hoy sé que lo llamaban Santy. Y no me asombra claro, quizás yo lo haría igual, lástima empezar a hacerlo hoy, aunque no creo sea demasiado tarde.

No estuve cerca de él muchas veces, no estaba entre sus amigos, pero me era imposible no sentirlo cerca, no tararear sus letras, no beber de su filosofía, no hacer propios sus mensajes convertidos en melodía.

Cuando lo escuchaba, lo veía cantar, lo sentía hablar entre una canción y otra, de esas que ofrecía en conciertos, plazas políticas, teatros o barrios, siempre me transmitía una especie de tranquilidad espiritual, difícil de descifrar o intentar entender, porque inevitablemente, hacía de su música, de su guitarra, un sentido para amar.

Tuvo la suerte de forjarse entre músicos, de sentirse orgulloso de su pueblo y sus hermanos, de formar parte de una generación de trovadores locos y atrevidos que hacían de la poesía el más claro discurso, sin tener que emplear frases comunes o grandes consignas.

Fue Santiago Feliú un hombre afortunado, quiero pensar que sí, porque vivió y entregó lo mejor por lo que creía. Y aún cuando se fuera demasiado pronto, surcó un camino firme y dejó muchas huellas, de las cuales podremos hablar por mucho tiempo.

No quiero recordarlo entonces con tristeza. Mejor pienso hoy en los que un día abrazamos su alegría, la que brindó en las notas que esparció sin descanso, sin pedir nada a cambio, sin pensar en honores.

Santy merece entonces el abrazo infinito que este pueblo le dio un día y para siempre. Dejemos que nos cante donde quiera que vaya, que acompañe los sueños de más generaciones y alcemos nuestras voces, cantemos a la vida, por él y por su eterno andar por los caminos.

Vida

Vida, traes entre las manos vivas
la esperanza y un motivo
para que tu sed resulte
para todos un camino.

Vida, la guerra tendrá un sentido
de renacimiento y sueños,
sueños que harán del hombre
un humano, un buen destino.

Vida, te buscamos desde siempre
y, ahora, somos toda una razón armada
desde el alma hasta tu vientre.

Vida, porque es el verdadero trecho
para que tu pecho rompa este cielo gris.

Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón te defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor.

Vida, vendrás quemando el eco
que quiera tener lo viejo,
quien no tuvo nunca manos
ni palabras por tu triunfo.

Vida, los verdaderos hombres
sólo son gigantes brazos
que le nacen a la tierra
y se van a la montaña.

Vida, la montaña está en la sangre,
en tantas calles,
la montaña está pariendo el porvenir
de este planeta.

Vida, de este planeta indio y negro y blanco,
poderoso y pobres,
todos al final.

Vida, a la muerte le queda un tiro
y un corazón te defiende
y hace de tus alas grandes
una historia para siempre por el amor.


Santiago Feliú (1984)

jueves, 6 de febrero de 2014

La Cumbre de Fidel

Fidel y Rafael CorreaFidel Castro y Cristina FernándezFidel Castro y Dilma RousseffFidel  y CristinaFidel y Peña NietoFidel Castro con Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa
Fidel Castro y José MujicaFidel Castro y Portia Simpson MillerFidel y Daniel OrtegaFidel Castro y Ban Ki Moon

He visto las imágenes una y otra vez, las he buscado y perfilado cada instante con una mirada de lupa que pocas veces me inspira a escudriñar algo con tanta exactitud.

He leído en las redes sociales y en medios de prensa las más diversas impresiones, he escuchado a colegas, amigos, personas comunes que transitan por las calles de la Habana, hablar de la emoción de ver a Fidel recibiendo a muchos de los mandatarios que vinieron a la Cumbre de la CELAC, con una satisfacción que embarga a todos, inevitablemente.


Confieso entonces que me he sentido conmovida, que me parece haber estado allí, que apreciar a Fidel así, ver su sonrisa, las energías que transmite, las emociones que provoca, las ideas que deja sembradas en todos los que lo sentimos tan cerca, es algo irrepetible.


Por eso tampoco los mandatarios podían abstenerse de solicitar ver a Fidel, estar con él, escucharlo, preguntarle, abrazarle o tomar sus manos como las de un padre querido, admirado, respetado. Y contaron sobre los encuentros, con un brillo en los ojos y una sonrisa plena de satisfacción.


Y allí estuvo Cristina, la mandataria argentina, que dijo en su cuenta en la red social Twitter que conoció a parte de la familia del Comandante, a nietos y a un bisnieto, y habló de ellos como de la familia propia. Y se alegró por las fotos, por el abrazo que le dio, por el recuerdo de su Néstor Kirchner presente allí, por las “nostalgias infinitas” con que hablaron de Hugo –refiriendose al gran amigo común Hugo Chávez-, y “mucho”.


Después recibió a Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil y charlaron de metas futuras, de lo que puede la solidaridad, de la obra del Mariel, un verdadero fruto fraguado desde la CELAC.
Tampoco pudo ser menos emocionante para la primera ministra de Jamaica, Portia Simpsom-Miller, que confesaba su nerviosismo junto a este hombre grande del mundo que tanto ha dado porque fueran las Islas del Caribe parte de esta América Nuestra. 


Quizás por ello esta mandataria volvió a las redes sociales de Internet y después de 10 meses, retomó su cuenta de Twitter y contó a sus seguidores la alegría de estar en Cuba y hasta compartió la imagen que le tomaron junto a Fidel, publicada por el diario Granma.

El Secretario General de la ONU Ban Ki Moon tampoco pude desprenderse de un encuentro con el líderde la Revolución Cubana, a quien calificó de hombre “fuerte” físicamente, de una gran “alerta espiritual”, de “una voz clara y firme”, con quien habló de temas de interés para el mundo actual, de situaciones de conflicto y de la importancia de que Naciones Unidas ejerciera un mayor poder, una mayor presión en estas situaciones de interés internacional. 


El líder cubano también acogió en su casa al presidente de Suriname, Desiré Delano Bouterse, al de Santa Lucía, Kenny Anthony, al de Uruguay, Pepe Mujica, al de México, Enrique Peña Nieto, y de forma conjunta a los de Ecuador, Nicaragua y Bolivia, como quien se reúne con un grupo de amigos con quienes comparte ideas y enseña, conspira, traza caminos, rememora otros momentos en que estuvieron juntos.


Y no faltó en cada encuentro el homenaje a los próceres que nos guiaron el hasta aquí, el recuerdo de Martí, las ideas de Hugo Chávez, el papel de amigos comunes en la creación de la CELAC, como el ex presidente brasileño Luis Inacio Lula da Silva.


Para el presidente de México, Enrique Peña Nieto, tenía que estar con Fidel porque es un “líder político y moral”, al que había que saludar y reafirmarle los lazos históricos entre los dos países, de ahí el encuentro “cordial y fraterno que sostuvieron”.


El presidente uruguayo, Pepe Mujica, dijo también que estar con Fidel había sido como un cruce de experiencias, como volver al pasado y evaluar juntos el presente; por eso los imagino entre una gran “conspiración” entre guerrilleros.


Para el mandatario ecuatoriano Rafael Correa, “siempre es un placer hablar con Fidel” y por eso charlaron de todo: “los ataques que ha sufrido Cuba a través de estos años, cómo les mandaban hasta epidemias para matar ganado, etcétera, y que quiebre cuba, cómo Estados Unidos trató siempre de anexar Cuba”, pero también de historia, de la CELAC, del problema de los médicos en Ecuador, del respaldo que le ha dado nuestro país a los pueblos del continente.


Para Correa, hablar con Fidel es como conversar con una leyenda viviente, es un privilegio, pues parece que se habla con un viejo sabio. “Me recuerda a esos jesuitas ya mayores retirados de toda una vida de servicio y con su formación tan profunda”, contó sonriente el mandatario.


En una entrevista concedida a periodistas cubanos, el presidente Nicolás Maduro afirmó que conversar algo más de dos horas con el Comandante Fidel Castro, a quien visitó con parte de su familia, tiene una connotación espiritual especial, porque es “un gigante de la historia”, porque “el siglo XX lo marcó completico. Hay que hablar en el siglo XX americano y de nuestro mundo de Fidel, antes y después, sin lugar a dudas, así griten, chillen, lloren, se revuelquen contra la tierra los fascistas, la derecha y toda la gente derrotada durante décadas por este gigante.”


Dijo también el primer presidente chavista, que el Comandante histórico de la Revolución Cubana ha sido una referencia, un “paradigma de los revolucionarios y de los patriotas, de la gente honesta de nuestro continente y en el mundo en general.


Y es que Fidel ha vuelto a decir ¡PRESENTE! Ha acogido en su seno a los líderes del continente y les ha hablado. No importa si no coinciden en todos los temas, si son de diferentes generaciones y maneras de ver, apreciar y valorar las situaciones que afectan al mundo actual. Él les brinda su casa, les muestra su hospitalidad y respeto, como buen cubano que es, como hombre firme y luchador incansable.


Lo imagino contando travesuras del pasado, de esas cosas curiosas y atrevidas que le pasaron tantas veces y que solo él sabe, haciendo uso de su experiencia, de su carisma, de su sencillez infinita para aconsejarles, para alertarlos, para ratificarles la importancia de la unidad, esa que está por encima de los intereses y posiciones de cada uno.


Pienso entonces en lo que diría Chávez, en la forma en que reiría junto a Evo, Correa, Daniel, Maduro y tantos otros, en el brazo que se darían una y otra vez y la mirada pícara, de padre a hijo, que se transmitirían en muchos momentos durante estos días de encuentros.


Fidel es la historia, el presente y el futuro de Nuestra América, es el pensamiento vivo de Martí, es el padre que se acerca a los hijos y los defiende, los escucha, los abraza, como abrazó la CELAC y la hizo suya, la empujó y con ella le dijo al mundo que el entendimiento es posible. 


Por su voluntad y su espíritu de lucha, por la verdad y la firmeza de sus ideas, por las energías infinitas con que ofreció su mano, su pensamiento y su abrazo a todos, esta fue, definitivamente, la Cumbre de Fidel.

Mi alegato por Los Cinco

Muchas veces me he imaginado conversando con ellos, y no como entrevistadora, frente a un micrófono o una grabadora de esas que llevamos siempre encima los periodistas, sino en plena conversación informal, riendo, escuchando las anécdotas, los momentos malos y buenos que quedaron atrás.

Otras veces me parece estar viviendo aquel juicio de diciembre de 2001 en que sus voces se levantaron para dar al mundo sus verdades, esas que nadie como ellos podían enaltecer, defender y mostrar; porque dejaban la constancia de lo que realmente significaba el sacrificio, la entrega sin límites, el amor a su ideal, lo que los había forjado.

Yo era aún muy joven para vivir de cerca aquel proceso, pero he vuelto a sus palabras una y otra vez, al releerlas, reinterpretarlas, hacerlas mías —nuestras— para saber lo que aquellos alegatos significarían después, como voces que decían al mundo que la lucha apenas comenzaba, que sería dura y compleja, dolorosa y larga, pero la afrontarían con la dignidad de quienes se sabían conscientes y orgullosos del deber cumplido.

Alguien me dijo con razón que han sido ellos mismos los que más han luchado por su liberación —que es la nuestra—, incluso, antes de aquellos duros días en que pronunciaron sus alegatos. Vuelvo entonces a ellos una y otra vez para encontrar ideas y argumentos, esos que los días 5 de cada mes me incitan a reencontrar los por qué de una injusticia que tiene más de 15 años y que lacera cada día la vida de cinco familias cubanas incompletas, sufridas, luchadoras, llenas de esperanza.

Si tuviera que escribir un gran alegato por ellos, no habría palabras mejores que las de Fernando, recordando al Jurado los crímenes cometidos en Cuba durante la dictadura de Batista y asegurando que “el fanatismo, el odio y la irracionalidad contra Cuba se generan y estimulan solo por un segmento minoritario de la comunidad cubanoamericana residente” en Miami, los mismos que controlan lo que se dice sobre la isla y “se encargan de silenciar cualquier otra opinión más racional”.

Después retomaría a René, quien puso a prueba a sus oyentes y los invitó a recordar los hechos del 11 de septiembre, como si no hubieran existido o fuesen “puro truco cinematográfico”, “pura paranoia o propaganda”, sobre lo cual se tragasen la lengua, porque así habían actuado los fiscales de su causa respecto a lo que ellos realmente habían defendido para Cuba.

En mi alegato recordaría —como lo hizo Ramón— la larga lista de atentados y acciones terroristas que había sufrido Cuba por muchos años, que justificaban más que nada la necesidad de enviar hombres a territorio norteamericano a monitorear los hechos que se gestaban desde allí contra la vida de cubanos, e incluso, del propio pueblo estadounidense

Al igual que Tony, preguntaría por qué tanto odio hacia Cuba, por qué las agresiones no cesan y qué se ha hecho por parte de las autoridades norteamericanas para evitarlas, si aún transitan libremente por las calles de su país terroristas confesos, convertidos en personajes célebres. ¿Para qué entonces “estaciones de radio y otros medios publican y promueven nuevos hechos de agresión contra el pueblo cubano”?

Como Gerardo, señalaría las razones que hicieron del caso de Los Cinco un proceso eminentemente político, para el cual se necesitaron solo unas horas para alcanzar un veredicto, y nunca tuvieron la más mínima oportunidad, porque influyeron más los prejuicios y las engañosas palabras de los señores fiscales que los argumentos que se escucharon durante medio año.

En mi alegato reiteraría —como lo hicieron ellos— que no eran espías, sino luchadores infiltrados en organizaciones, grupos y medioambientes terroristas en Miami, que el mismo año de su detención habían ofrecido grabaciones, fotos, filmaciones y datos diversos, puestos en conocimiento del gobierno de Estados Unidos. Recordaría que sus acciones evitaron también posibles incidentes que sirvieran como pretexto para una agresión armada a Cuba, lo que demuestra su contribución a la paz entre nuestros dos pueblos.

Denunciaría además que estos hombres fueron sometidos a condiciones inhumanas, de aislamiento durante meses sin justificación alguna; que fueron juzgados una y otra vez en Miami, el ambiente más hostil que pudieran tener en su contra, y con la más feroz campaña de difamación, manipulación y propaganda, pagada incluso por el propio gobierno norteamericano, para influir en la opinión pública.


Recordaría también que el gobierno de Estados Unidos se comprometió en varias ocasiones a analizar las informaciones ofrecidas por ellos sobre los planes terroristas gestados en su territorio y reciprocar el gesto, a lo cual solo han respondido con la aplicación del más severo régimen carcelario, la prohibición o restricción de visitas de sus familiares, la falta de atención médica adecuada, entre otras acciones inhumanas.

En medio de tales argumentos preguntaría, como lo hizo Fernando: “¿Qué puede hacer Cuba ante tales realidades para defenderse y estar prevenida de los planes terroristas? ¿Se puede confiar en las autoridades del FBI del sur de la Florida cuando se trata de asuntos que tienen que ver con la seguridad de Cuba? ¿Se puede registrar ante el gobierno norteamericano alguien que esté aquí para conocer sobre las actividades de grupos terroristas y prevenir las mismas para evitar la muerte de inocentes?”.

Y sumaría entonces las interrogantes de Tony: “¿Por qué tanto odio hacia el pueblo de Cuba? ¿Porque Cuba escogió un camino distinto? ¿Porque su pueblo quiere el socialismo? ¿Porque eliminó el latifundio y erradicó el analfabetismo? ¿Porque le dio educación y atención médica gratuitas a su pueblo? ¿Porque le da un libre amanecer a sus niños?”.

Y es que los alegatos de Los Cinco, en aquel diciembre de 2001, parecen tener vida propia, ser una clase de historia, el más claro y bello mensaje sobre lo que el propio Tony calificó como “el compromiso de ser útil al mundo, de servir a una causa valedera llamada humanidad y también Patria”, pues “no hubo otra intención que no fuera la de evitar la insensatez y el crimen y salvar la flor viva de la muerte fortuita, brusca, vana y prematura”.

Si escribiera mi alegato, en nombre de mi pueblo, lo haría con el mismo honor y orgullo con que Ramón dijo —y lo cumplió— que llevaría su “uniforme de recluso”, tal como un soldado “lleva sus más preciadas insignias”. Diría al mundo que Los Cinco sí han sido prisioneros políticos e intentaría contar, con palabras sencillas, toda la “historia de chantajes, abusos de poder y el más absoluto desprecio a tan ponderado sistema de justicia, para pulirla y darle un brillo que nunca tuvo”, tal como lo haría René.

Terminaría —como Fernando— deseando que algún día Cuba no tenga la necesidad de que personas como Los Cinco, voluntariamente y por amor a su país y a su pueblo, vayan a Estados Unidos a luchar contra el terrorismo; o como Gerardo, que “la razón y la justicia prevalezcan por encima de los prejuicios políticos y los deseos de venganza”, porque ellos no hicieron ningún daño a ese país y mucho menos algo que merezca tales condenas.

De Los Cinco y sus alegatos aprendimos lo que vale la dignidad de los hombres, que son parte de este pueblo y de nuestra historia, y que debemos seguir “apelando a esos valores y a la vocación del pueblo norteamericano con toda la paciencia, la fe y el coraje que nos puede infundir el crimen de ser dignos”, tal como nos dijo René.

Uniría entonces todos los alegatos de los hombres y mujeres del mundo que se han sumado a esta causa, en la cual no habrá ni puede haber descanso hasta que todos estén en casa, junto a su familia y su pueblo. Mientras, seguiremos mostrando la evidencia y escribiendo la historia, que al decir de Ramón, “será quien nos haga la verdadera justicia”.

Y si aún no fuera suficiente, apelaría —como Gerardo— a uno de los más grandes patriotas norteamericanos, Nathan Hale, para expresar el sentir de muchos hijos de este pueblo, quienes lamentamos como él: “...no tener más que una vida para entregar por mi Patria”.