lunes, 18 de marzo de 2013

El periodismo que necesitamos

Qué difícil es ser periodista en Cuba...Por: Paquito el de Cuba

La práctica del periodismo en Cuba desata pasiones casi tan efervescentes como las que provoca el béisbol, y criticar a quienes lo hacemos ya es para alguna gente como otra especie de pasatiempo nacional.
En los últimos tiempos destacan desde las descalificaciones del escritor Leonardo Padura, hasta la limitada propuesta del profesor Guillermo Rodríguez Rivera, sin olvidar el disparejo dossier de la revista Espacio Laical.
Pero sin desconocer la importancia de la opinión pública a la cual nos debemos como periodistas y de la pertinencia incluso de un urgente debate nacional que implique a la mayor cantidad de voces —hasta esas que exageran y al evaluar a la prensa nacional rasgan sus vestiduras para ganar puntos como francotiradores—, estoy seguro de que nadie es más severo con nuestro periodismo que quienes lo hacemos.
Mucho se discute en la sociedad cubana actual sobre la prensa y el periodismo que necesitamos. Es una vieja polémica, nunca resuelta en su totalidad, mucho menos en nuestro contexto.
Hoy que celebramos el Día de la Prensa Cubana, lo único que tenemos quizás más claro es que quienes hacemos periodismo no estamos para nada satisfechos con los resultados que se han logrado.
Tampoco coincidimos con las visiones catastrofistas que a menudo nos quieren imponer y hacer pasar como verdades absolutas, casi siempre en un tono de diletantismo o con la superficialidad de la crítica fácil que muchas veces pareciera una moda cuando se habla del periodismo cubano, sobre todo desde otros ámbitos profesionales e intelectuales donde parecería que algunas figuras quieren posar así como grandes adalides de la crítica social.
Al igual que nos hemos replanteado una y otra vez cómo se construye una sociedad solidaria, menos individualista, cada vez más socialista, tampoco existe una receta para hacer una prensa diferente a la que hemos conocido en la sociedad capitalista, en función de los intereses del mercado más que de las personas.
El periodismo que necesitamos está por hacer, sin que por ello dejemos de reconocer la importancia de que hayamos propugnado siempre por una prensa con ética, apegada a la noción más cercana de la verdad y donde los mejores valores humanos predominen sobre los negocios privados o los instintos egoístas o menos edificantes de las personas.
Para lograr esa combinación entre una prensa cada vez más representativa de los intereses de toda la población, y la necesaria defensa de un proyecto de sociedad distinto, sometido a una despiadada y nada inocente agresión ideológica, habrá que avanzar también en una nueva institucionalidad para el periodismo socialista.
Eso quiere decir que como mismo le ponemos hoy inteligencia y trabajo colectivo a la actualización del modelo económico, también habrá que repensar con criterio científico, sobre la base de los estudios de la comunicación que ahora existen, en un sistema a nivel estatal de relaciones con la prensa que garantice el ejercicio más independiente y responsable de un periodismo que cumpla con su función de ser otro elemento del control popular sobre el resto de las instituciones y actores sociales.
Por supuesto que alcanzar tales propósitos no depende solo de quienes ejercen profesionalmente el periodismo, sino también del entramado jurídico y de la manera en que se concibe, organiza y sostiene la prensa como una propiedad social.
Y esta discusión, aunque nos parezca reiterativa en ocasiones, habrá que continuarla y acelerarla este año en que Unión de Periodistas de Cuba celebrará su noveno Congreso, de manera que salga del estrecho ámbito de los debates gremiales o de ciertas corrientes hipercríticas, para que la hagamos extensiva a toda la sociedad, y así, con la toma de decisiones concretas y la participación de la inteligencia colectiva, acercarnos, cada vez más, al periodismo que necesitamos.

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