martes, 2 de octubre de 2012

En "Enemigo": El Malecón, La Habana, los cubanos...

enemigo.jpg Desde hace varios días - y gracias a una colega y amiga - puedo disfrutar, sí disfrutar y aprender finalmente, del libro "Enemigo" de otro amigo de estos últimos tiempos, Raúl Antonio Capote, el agente Daniel, el profe Raúl o el El Adversario Cubano, el bloguero, como quieran nombrarlo, para mí simplemente: Capote.
Tan grato como tener una conversación con este hombre sencillo hasta la médula, sabio, conversador, pícaro, risueño, cubano rellollo, como decimos aquí, es leer este texto que nos narra de una manera clara y jovial las peripecias de un cubano común, un intelectual que un día fue reclutado por la SINA para penetrar las filas de la intelectualidad cubana, para atraer y formar una "oposición" en estos terrenos.
Motivada por esta conversación entre "Enemigo" y yo, comparto con Uds algunos de los fragmentos de este libro que me acompaña y me deja sin ganas de dormir, con tal de devorarlo hasta el final, o mejor aún, hacerme partícipe de él, tal como lo hace Capote al describir el malecón, La Habana, los cubanos: 
"El Malecón es el lugar más concurrido de La Habana, sitio de carnavales, lugar favorito de las parejas, zona ideal para pasar rato, encontrarse con los amigos, conversar, hacer nuevas amistades. Un grupo de jóvenes canta Pequeña Serenata Diurna de Silvio, alumbrados por las luces de los autos y por una desvaída luna que apenas asoma sobre el mar. las parejas se besan en el muro, la gente conversa en voz alta, ríen, bromean (...)
Busco un lugar donde sentarme pero no hay sitio. Familias enteras huyen del calor, un calor agobiante, nunca antes sentido. Es un verano largo, con deseos de convertirse de verdad en eterno. La brisa sopla de vez en cuando y levanta nubes de un polvo salitroso que se mete en los ojos y causa irritación.(...)
El muro está lleno de gente, repleto, parece que no cabe un alma más sobre la franja de cemento y siento unos deseos inmensos de abrazar a toda esa multitud. Siento el impulso de abrazarlos a todos, al de la antiaérea, a la del carnava, a los jóvenes que cantan, a los vendedores de maní, a los músicos ambulantes, a las familias que mitigan el calor. Soy uno de ellos, aquí junto a este mar crecí, amé, lloré. Es la savia vital de esta ciudad eternamente rebelde, hermosa. Aquí cerca comenzó todo.
Esta ciudad va siempre en mí, adonde quiera que vaya llevo sus calles. Recorro la isla de punta a cabo y ella me acompaña, con sus edificios, sus ruinas, sus llagas, sus lumbres, su ardor, su ritmo, sus miserias y virtudes, soy uno de ellos, un habanero más,  fanático de Industriales, un cubano admirador de V´ctor Mesa, tan nuestro ya que le ha robado el nombre al parque John Lennon del Vedado, donde se sienta a conversar cada tarde.
Un hombre de la calle, de conversar en sus esquinas, de criticarlo todo y probar sin ascos el alcohol del barrio, discutidor, sabelotodo, inconforme, dominosero, irreverente, admirador de las curvas y dones de nuestras mujeres, uno más, un cubano de a pie, común y corriente.
Soy un cubano común. Uno más en ese gran mosaico de personas, científicos, deportistas, obreros, artistas, maestros, doctores, militares, estudiantes, guajiros. Un cubano, lo digo y siento un regocijo especial, cubano, ese entronque de savias orgullosas, africanas, europeas, asiáticas, amalgama de haitianos, jamaiquinos, culíes, hebreos, gallegos, isleños, y un largo etc. Gente de este ciudad, mi gente. Comunistas, cristianos, católicos, judíos, santeros, paleros, abakúas, rockeros, emos, miquis, reparteros, no importa lo que sean, ni como se llamen a sí mismos. Nada especial me distingue de ellos y ese es el principal orgullo que siento.
Uno de los rasgos distintivos del carácter de los cubanos es el patriotismo, la defensa apasionada de la libertad, principal obstáculo contra el que han tenido que lidiar los anexionistas de siempre. Francis H. Nichols publicaba el 29 de julio de 1899 un artículo en Outlook titulado: "Cuban Character": Patria es el objeto de la adoración y el fanatismo de los cubanos. Puede decirse que es la única cosa en la que realmente creen. Políticamente los cubanos son como dementes lúcidos... la patria es la esencia de la luz y la bondad, lo que todo buen cubano debe adorar... A mi pregunta de cómo pensaban expulsar de Cuba al ejército español con tan pocos hombres y armas, respondían: "Es verdad, pero nosotros somos cubanos"...
 

1 comentario:

  1. Un hombre con una historia impresionante, un libro que adoré leer, y que me enseñó mucho sobre nuestra realidad, nuestro día a día. Gracias por compartir estos fragmentos con nosotros!!!

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