No he podido evitarlo, y no me avergüenzo,
solo sé que no son momentos para eso: Dos lágrimas han rodado por mis
mejillas viendo las fotos de los destrozos causados por el huracán Sandy
por la zona oriental de Cuba. Tantas ciudades grandes, hermosas, con tanto de historia y de esfuerzo, tantos pueblos de campo, de hombres y mujeres sacrificados, laboriosos, valientes. En Holguín, Guantánamo, la heroica Santiago y los municipios que también han sido tan dañados, se ve destrucción por doquier.
Sé que han sido
una larga noche, un duro amanecer, un dolor que aprieta el pecho de
muchos amigos cuando mira a su alrededor. Lo imagino y lo siento como
algo cercano, porque lo viví con Gustav e Ike en mi tierra pinareña,
porque amo esas ciudades orientales, las he recorrido, tengo decenas de
amigos por allá, porque es parte de Cuba, porque soy cubana y no puedo
dejar de sentir el dolor de los de mi tierra. Los he acompañado al tanto de cada información, de cada imagen, de cada comentario y ahora me repongo de este instante de fragilidad y pienso que es hora, nuevamente, de levantarnos, seguir adelante, construir y re-construir, no cansarnos, ser más solidarios, más humanos, más precavidos.
A todos los
afectados mi enorme abrazo y solidaridad, especialmente a todos los
colegas de los medios de comunicación que se erigen como protagonistas
de esta lucha por la vida en momentos tan complejos, a costa de perderlo
todo, hasta la propia vida. A todos, todos..seguimos adelante y cuenten
conmigo para lo que sea.
(Fotos compartidos por amigos en la red social Facebook)
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