Hace días me debo un post, uno un poquito más especial,
diferente, reflexivo ante todo conmigo misma: un post de pos cumpleaños por
decirlo de alguna forma. Y es que no todos los días ni todos los años se
cumplen 30 años de vida, o más bien, los doble-quince, como me ha dicho alguien
cercano.
Para algunos pudiera ser un número normal, común y
corriente, una edad como cualquier otra. Yo, sin embargo, no quiero darle una
dimensión mayor de lo que es, pero realmente resulta especial llegar a los 30,
o al menos lo he sentido así. Y eso que las mujeres tenemos fama de que nos
gusta ocultar o no decir la edad verdadera que tenemos, e incluso, se dice
que eso se debe a que tememos mucho envejecer y a veces solo decimos: “tenemos
la edad que aparentamos”.
En mi caso particular, no me preocupa mucho aparentar una u
otra edad – aunque no soy diferente a las demás-, y mucho menos me guío por lo
que dicen los que me rodean sobre eso, al fin y al cabo, lo esencial no son las
apariencias y eso, por suerte, lo aprendí hace mucho tiempo.
Pero confieso que llegar a los 30 años ha sido especial para
mí. Motivos tengo de sobras: desde pequeña decían que no sobreviviría a
complicaciones de salud que me acecharon muchas veces, aunque no creo que sea
lo más importante ahora.
He recibido este aniversario con alegría porque considero
que es una edad que roza entre la madurez y la juventud, y un buen momento para
pensar en lo que he creado, en lo que he forjado en mí misma, en lo que he podido dar de mí y lo que me falta, en
los sueños realizados y las metas por cumplir, que aún son muchas más.
Pero sobre todo, he pensado mucho en la suerte que tengo:
por haber nacido en Cuba, por tener una familia hermosa y unida – a pesar de desacuerdos
y defectos personales, como todas -, porque ya construyo la mía propia con un
esposo lindo y un bebé que llena cada instante mi vida; por estar rodeada de
gente hermosa y sincera en mi vida profesional y personal, por tener tantos amigos, por
amar mi profesión, por la salud y la paz que me rodea.
Creo firmemente en que me quedan muchas cosas por hacer y
por eso acojo estos momentos de mi vida con tanto optimismo. También en dar y
no en recibir está el secreto de la felicidad. Por eso en estos días también
descubro nuevos rumbos, trazo nuevos caminos, me impongo nuevas tareas y
afianzo mi afán de superación personal y profesional en pos del futuro por el
cual lucho todos los días.
Enhorabuena entonces para los 30, y agradezco mucho a los
que me han acompañado hasta aquí, para bien o para mal, pero todos me han dado
fuerzas para seguir. Algunos incluso, me han preguntado una y otra vez, qué
deseos pediría por estos días, pero ya lo dejo para otros post, no quiero ser
ambiciosa ni adelantarme a cosas que debo pensar muy bien.
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