viernes, 7 de septiembre de 2012

De fiesta los cubanos, la Virgen y yo.


La noche del 7 de septiembre,  miles de familias en toda Cuba se reúnen para homenajear y celebrar el cumpleaños de la Virgen de la Caridad del Cobre. 
Conocida en el entorno católico y en el popular como la Patrona de Cuba, lo cierto es que esta celebración unifica  a religiosos de las más disímiles creencias para rendir tributo a una mítica figura en la que todos creen , le rinden honores y/o le ruegan de una u otra forma.
Dulces, velas encendidas, juegos de mesa, tragos sencillos y típicos de la isla y hasta alguna que otra caldosa casera, acompañan el encuentro, ideal para compartir también entre vecinos  y amigos que en muchas ocasiones, aguardan todo el año porque llegue este momento.
Para muchos en el mundo, los cubanos se reconocen por no tener una definición religiosa específica aunque sí existen en la isla un mayor número de católicos; sin embargo, para casi todos  la Virgen de la Caridad es la protectora por excelencia.
Este 2012 en que se celebra  el año jubilar por los 400 años de su aparición, los cubanos tuvimos el honor de ver pasear la imagen de la Virgen por toda Cuba y ser acogida como en una fiesta en todos los barrios y pueblos, y además,  recibir al Papa Benedicto XVI, quien visitó el Santuario de la Caridad del Cobre en Santiago de Cuba, donde realizó  una misa en su honor y bendijo a todos sus seguidores allí presentes.

Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre. Foto: Ladyrene Pérez/Cubadebate.   Para  muchos como yo, quienes no profesamos una religión y sin embargo, algo no acerca a esta imagen singular, respetamos profundamente todas las formas en que se le rinde culto y no nos escapamos a algún que otro festejo en su nombre. Desde niña parte de mi familia y mis amigos han celebrado esta noche con júbilo y emoción, con cantos y alegría, en una mezcla de sincretismo cultural y religioso interesante y único.
Imposible olvidar  los festejos campestres que se realizaban a propósito en la zona campestre en que nací y  a los cuales me llevaban, aún a sabiendas de no tener una formación familiar y educativa religiosa, solo por el hecho de haber compartido con la Virgen, la celebración de mi cumpleaños.
Por eso también no resultó una sorpresa para mí que sonara el teléfono hace unos minutos y oyera la voz irrepetible de mi abuela materna –mi gran madre- que me decía una vez más, como cada año, que "no dejara esta noche de colocar una vela a los pies de la Caridad y pedirle por todos nosotros, pero sobre todo por la salud y la paz". Al fin y al cabo, para los más viejos de mi familia, ella me protegió desde que nací y a ella le han pedido por mi vida cada vez que desde pequeña, jugaba entre la vida y la muerte por las fuertes crisis de asma que me daban.
Otros en el barrio se acercan a mí por estos días comentándome que es una suerte haber nacido un 8 de septiembre  y casi sin pensar, me preguntan de forma indiscreta qué me gustaría pedirle, pero si tuviera que pedir algo, serían tantas cosas que...
Por ahora, celebro a todos los que esta noche la honrarán, los acompaño en la distancia y si de verdad pidiera algo a esta Virgen, pediría que siguiera protegiendo a esta isla bendita – imperfecta por demás- y que siga siendo tan cubana, valiente y llena de pequeñas cosas, de gente sencilla, de gente valerosa que la hacen muy grande. Y por supuesto, que se espere este día con mucha alegría y si es posible, con música, como los que a sus pies la han honrado en estos días con guarachas, sones, casino, boleros, jazz, pianos, coros.
Porque así somos nosotros los cubanos,  y así espero lo mejor este sábado para Cuba, los cubanos, mi familia y amigos, la Virgen y yo.

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