Sobre
Zunzuneo y los planes subversivos de Estados Unidos contra Cuba se debate en el
contexto cubano actual con mucha fuerza. La población ha conocido detalles
sobre el funcionamiento, objetivos y alcance real de proyectos como este por
muchas vías y en los medios digitales y redes sociales en Internet se ha
generado un gran intercambio de opiniones.
Hoy
el diario Granma retoma algunos ejemplos que sustentan los planes subversivos
contra nuestro pueblo por parte del gobierno norteamericano, las acciones y
leyes que imposibilitan el acceso al uso de las nuevas tecnologías de las
telecomunicaciones y la informática, y el apoyo a construcciones mediáticas,
convertidos en supuestos líderes de la libertad de información y representantes
de la llamada “sociedad civil”, como Yoanis Sánchez.
En
su artículo “No solo es Zunzuneo”, Granma nos recuerda que ese proyecto “viola
la letra de la legislación norteamericana sobre las operaciones encubiertas,
que establece que el Presidente debe aprobar previamente por escrito este tipo
de actividades y que las agencias involucradas deben informar íntegramente al
Congreso sobre su implementación, algo que no ocurrió en este caso”.
Además, se infringen regulaciones internacionales
referidas al uso de mensajes Spam y a la privacidad de la información y las
comunicaciones personales, al apoyarse en la obtención ilegal de datos de
usuarios cubanos y en el envío de mensajes SMS a sus celulares, sin su
conocimiento y consentimiento previo.
“El Reglamento de Telecomunicaciones Internacionales,
adoptado en diciembre del 2012, en el marco de la Conferencia Mundial de
Telecomunicaciones Internacionales, establece en su artículo 5B que los estados
miembros deben procurar tomar las medidas necesarias para evitar la propagación
de comunicaciones electrónicas masivas no solicitadas y minimizar sus efectos
en los servicios internacionales de telecomunicaciones y los alienta a cooperar
en este sentido”, precisa el diario cubano.
Asimismo, se reitera que Zunzuneo es apenas una parte de la
gran estrategia respaldada por los fondos millonarios del Programa Cuba de la USAID destinado a otras iniciativas similares como Conmotion, Piramideo y hasta
las conocidas Radio y TV Martí, a las cuales le han asignado más de 770
millones del presupuesto federal, de ellos unos 142 millones bajo el gobierno
de Obama.
Los argumentos esgrimidos
por Estados Unidos son en sí mismos, una total contradicción y una burla a la
razón y el entendimiento entre los dos países, así como al desarrollo social y
humano de nuestros pueblos. Entre ellos, resalta el supuesto interés de
facilitar “el
libre flujo de información al pueblo cubano”, pretendiendo desconocer
que ha sido “el propio gobierno y el Congreso de ese país los que a lo largo de
los años han promulgado leyes, regulaciones y políticas, que impiden
precisamente el libre acceso a la información del pueblo de Cuba.”
El bloqueo “también prohíbe a Cuba la adquisición de licencias de productos de software y niega el acceso de entidades y ciudadanos cubanos a sitios y a servicios en Internet, incluyendo sitios de información y herramientas técnicas como PC Tools y Netbeans; y otras aplicaciones (…)”, se precisa.
Gracias a esta política de guerra económica, Cuba tampoco puede conectarse a las
decenas de cables submarinos de fibra óptica que rodean la isla, obligando al
país a buscar alternativas muy costosas para incrementar la conectividad a
Internet, mientras despoja a la empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA),
de fondos depositados en bancos estadounidenses.
El gobierno que reclama el “el libre flujo de información”
entre ambos pueblos no permite que sus ciudadanos visiten el archipiélago cubano
libremente y ofrezcan asistencia a Cuba, claro, siempre que no se trate de sus acciones
subversivas.
Cuba ha reiterado una y otra vez su disposición al
diálogo con Estados Unidos sobre la base de la igualdad de condiciones. Tal
como lo expresa el diario Granma, exige el cese de las acciones subversivas,
injerencistas, ilegales y encubiertas contra nuestro país y que se respete no
solo el orden constitucional cubano, sino también nuestra soberanía, el Derecho
Internacional y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Recuerdo ahora la carta abierta a Obama que circuló hace
unos días, en la que un grupo de personalidades importantes de Estados Unidos
solicitan un “relanzamiento” de las relaciones con Cuba y me pregunto si no sería
este un buen momento para que el presidente norteamericano valore esa “ventana
de oportunidad” a la que tantos coinciden que debe acercarse y cuanto antes
mejor.
Mientras tanto, coincido con mi colega de Granma en que a
los cubanos nos asiste el derecho a defendernos y denunciar todo tipo de acción
subversiva e injerencista contra nuestro pueblo; un pueblo que hace ya mucho
tiempo decidió el camino a seguir.
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