miércoles, 23 de abril de 2014

Cuba y el VI Congreso del Partido: Un antes y un después


Tres años han trascurrido desde la celebración del VI Congreso del Partido, un encuentro que marcó un antes y un después por los cambios generados en el ámbito económico y social del país.

Las urgencias eran muchas: reconocer  y valorar el contexto que había atravesado el país durante los duros años del llamado Periodo Especial, la crisis económica mundial y los efectos del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, la necesidad de reorganizar todas las esferas de la vida económica y social de la nación y concretar acciones de acuerdo con los nuevos tiempos y perfeccionar los índices sociales que a pesar de viento y marea, la Revolución había logrado mantener.

En otras palabras, concentrar las discusiones fundamentales del Congreso y sus acuerdos en la necesaria actualización del modelo económico cubano, adoptando lineamientos que pudieran regir la política económica y social del Partido y la Revolución.

Se imponía entonces que el Congreso fuera un amplio proceso de discusión que implicara no solo a todos los militantes sino al pueblo en general,  para debatir el “Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social” presentado. 

EL CONGRESO, UN TREN EN MARCHA...

El último mes del año 2010 se iniciaba con la discusión del documento partidista. El propio presidente Raúl Castro lo había descrito como un tren en marcha que permitiría un genuino ejercicio democrático para lograr un consenso nacional sobre los cambios estratégicos que debían realizarse en el funcionamiento de la economía.

La discusión del proyecto de Lineamientos concluyó al cierre de febrero de 2011, luego de efectuarse más de 163 mil reuniones, con una participación de más de 8 millones de cubanos y quedar registrados más de 3 millones de intervenciones. Ninguna opinión, por más divergente que fuera, debía soslayarse, siempre que aportara al desarrollo sostenible del país y a la irreversibilidad del Socialismo.

De la discusión se derivó un documento original con 291 lineamientos, a los que se integraron algunos nuevos, para llevar un total de 311 al debate central del VI Congreso, al cual asistieron casi mil delegados y un centenar de invitados en representación de unos 800 mil militantes del PCC a lo largo de todo el país.

Se imponía entonces,  definir un nuevo modelo de gestión económica que liberara las fuerzas productivas fundamentales,  teniendo como base de la forma de producción, la empresa estatal socialista. De ahí que  aspectos globales de la economía, la agroindustria, el transporte y el comercio, la industria, la energía, la política para el turismo, la construcción, la vivienda y los recursos hidráulicos, entre otros, centraron la atención del VI cónclave.

La política social tuvo también un espacio relevante, sobre todo lo relacionado al empleo, los salarios, la seguridad social, la educación, el deporte, la cultura y los servicios de salud. 

Luego de la modificación de 86 de los lineamientos y la adición de otros dos, se aprobaron un total de 313, cuya implementación posterior significaría enfrentar las más duras tareas, transformaciones y cambios en todas las esferas de la vida económica y social desde el triunfo revolucionario país. 

LA NECESARIA ACTUALIZACIÓN ECONÓMICA Y SU IMPACTO

A partir de los lineamientos, la actualización del modelo económico, el despliegue de medidas imprescindibles que debían tomarse y el necesario proceso de aprendizaje y reflexión en el que todos debíamos tener participación, serían las premisas de estos primeros años posteriores al Congreso.

De esta forma comenzó un proceso de institucionalización de la sociedad y reordenamiento de los Organismos de la Administración Central del Estado e importantes entidades nacionales, para lograr un funcionamiento más racional de las mismas y la separación de las funciones estatales de las empresariales. El MINCEX, MINREX, MINAL, MINCIN, MICONS y el BCC, entre otros 20, integraron un primer grupo en una primera etapa.

Del Congreso se derivó además, el estudio y elaboración de un conjunto de políticas que a nivel de gobierno y Estado se concibieron de forma integral, así como el avance del experimento en la organización y funcionamiento de las administraciones del Poder Popular en las nuevas provincias Artemisa y Mayabeque. 

Los dos últimos años han sido decisivos por la cantidad de políticas, leyes y medidas adoptadas como parte de la implementación de los lineamientos aprobados en el VI Congreso partidista. Entre ellos resaltan las políticas relacionadas con el perfeccionamiento del sistema contravencional, la del agua, la que regirá el uso adecuado de máquinas y equipos, y la de producción de envases y embalajes, entre otras.

Se ampliaron las posibilidades para que la población accediera a créditos bancarios y a los beneficios de subsidios, estos últimos  empleados fundamentalmente en la compra de materiales para la reparación y ampliación de viviendas. Comenzó la indispensable reestructuración del comercio mayorista, la flexibilización de los objetos sociales de las empresas. 

Además, fue necesario una mayor apertura al sector no estatal, la creación de cooperativas no agropecuarias, el establecimiento de zonas con regulaciones especiales, el arredramiento de locales administrados por inmobiliarias estatales, la Zona Especial de Desarrollo del Mariel con todos sus programas y la aprobación de la Ley de Navegación Marítima, fluvial y lacustre. 

Se actualizó también la venta directa al sector del turismo de productos agropecuarios, se comenzó a aplicar el nuevo concepto del encargo estatal y se inicio el perfeccionamiento del sistema empresarial cubano

Se puso en vigor la nueva Ley 113 del Sistema Tributario aunque se determinó no aplicar aún impuesto sobre el salario hasta que no estuviesen creadas otras condiciones, relacionadas con los ingresos pércapita de los cubanos.

El reconocimiento de una economía de servicios por la que se adquiere la mayor cantidad de dinero anualmente y el esfuerzo realizado por incrementar la credibilidad internacional del país  a partir del cumplimiento de obligaciones financieras asumidas, ha sido otro paso decisivo. Se ha recuperado también el equilibrio financiero gracias a la reducción de las cadenas de impago al interior del país.

Otras medidas de gran impacto durante estos años de actualización, han sido las regulaciones para la venta de casas y vehículos, la aprobación del nuevo Código del trabajo, la actualización de la política migratoria, el inicio de un cronograma para la unificación monetaria y cambiaria, la creación de nuevos servicios para el uso de las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones,  la disminución de los precios y ampliación del acceso a la telefonía móvil y más recientemente, la nueva Ley para la inversión extranjera.

En todos los aspectos de la vida social se han sentido los cambios generados en el país, para lo cual  fue necesario el estudio y reorganización de otras áreas de impacto directo en la población, la posibilidad del pluriempleo y reconocer que la demanda principal sigue siendo el aumento de los salarios a partir del principio socialista “a cada cual según su trabajo, cada cual según su capacidad”.

Relacionado a esto, se aprobó una nueva política para la remuneración de los atletas, entrenadores y especialistas del deporte, así como un incremento salarial para los que laboran en el sector de la salud, medidas que se pondrán en vigor en los próximos meses.

El Censo de población y vivienda efectuado en el año 2012, ejercicio socio demográfico más importante que realiza el país, sirvió como instrumento para guiar las políticas y la toma de decisiones en algunos aspectos de nuestra sociedad, pues sus datos son relevantes – sobre todo en términos de natalidad, envejecimiento poblacional, etc. – y con ellos se trabaja de forma integrada  en el sistema de información del gobierno.

Otras medidas puntuales pero de gran interés social se han tomado en diferentes territorios, como el inicio de la venta liberada de gas licuado en La Habana y Santiago de Cuba, la reestructuración de centros de la enseñanza artística y profesional, el tratamiento financiero y tributario al sector de la cultura, el mejoramiento de la infraestructura de los centros de la Educación Superior, las mejoras en los hogares de ancianos, la revitalización del programa nacional de medicamentos de la medicina natural y tradicional, así como la reorganización de los servicios de salud a todos los niveles.

LOS PRIMEROS AÑOS DE UN LARGO CAMINO

La decisión de dedicar el VI Congreso del Partido a evaluar  la nueva política económica y social del país, más allá de los propios análisis de funcionamiento partidista que posteriormente centraron los debates de la Conferencia Nacional, determinó el rumbo de estos primeros años con los que apenas se inició un largo camino.

Abril de 2011 profundizó la convicción y la necesidad de transitar todos juntos, unidos, ese sendero que escogimos hace 50 años. Cómo hacerlo mejor, cómo transformarnos para ser más fuertes y tener una economía verdaderamente eficiente y sostenible, ha implicado posiciones encontradas, opiniones diversas, tropiezos, transformaciones, análisis y rectificaciones que siempre serán necesarias.

Las medidas aprobadas no deben verse como una sumatoria de acciones, pues solo el tiempo y el empeño de todos determinarán sus frutos. Tal como ha dicho el propio presidente Raúl Castro, se ha trabajado “sin prisa pero sin pausas” y así se deberá ser en lo adelante.

Otras medidas vitales para el desarrollo de la nación y el mejoramiento de la calidad de vida de los cubanos, se tomarán en lo adelante;  nuevas políticas y leyes las respaldarán, para lo cual será imprescindible volver una y otra vez a los lineamientos aprobados por el Partido.  El VI Congreso nos reiteró la necesidad de que cada cosa que hagamos sea estudiada minuciosamente y consultada con el pueblo, principal protagonista, benefactor y responsable de la obra que se construye.

Ante cada nuevo paso se requerirá también de cambios de mentalidades, creación de espacios para el debate y la confrontación de criterios, así como acciones de preparación y superación constantes para enfrentar los nuevos desafíos ideológicos. Pero este ya será tema para otro análisis.

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