martes, 6 de noviembre de 2012

El medio ambiente: otra víctima de la guerra y los conflictos

  
Si de guerra y de conflictos armados se trata, casi siempre se escucha hablar de muertes, más en los tiempos que corren, en que - lamentablemente- diariamente pierden la vida cientos de personas víctimas de estos sucesos en varias regiones del mundo. 
Los motivos son muchos y se conocen o se inventan, lo mismo da, el caso es que las armas y los ejércitos se apoderan de países, de ciudades, de campos y montañas, de poblaciones enteras sin importar las consecuencias, pues las justificaciones para estas acciones guerreristas sobran y se escuchan sin tapujo alguno en las palabras de quienes las promueven, las conducen, las organizan, financian o estimulan desde las élites de poder mundial. 
Al final, el saldo es el más negativo posible. Pérdidas de vidas humanas, tanto de participantes en los conflictos como de la población civil, recursos económicos desviados para causar más destrucción, pero también pérdida de los más variados recursos naturales, algunos vitales para el hombre de hoy y para el futuro, con las consecuentes afectaciones al medio ambiente, ese en el que pocas veces pensamos. 
Quizás por ello, en 2001 la Asamblea General de Naciones Unidas acordó proclamar el 6 de noviembre como el Día Internacional para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en la Guerra y los Conflictos Armados
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) solo en los últimos 60 años al menos el 40% de los conflictos internos han tenido alguna relación con la explotación de los recursos naturales, tanto por ser considerados de «mucho valor», como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, como por ser escasos, por ejemplo, la tierra fértil y el agua. Debido a ello, son incontables los pozos de agua que han sido contaminados, los cultivos quemados, los bosques talados, los suelos envenenados y los animales sacrificados para obtener una ventaja militar.
Analistas y políticos estiman  que cuando se trata de conflictos relativos a los recursos naturales se duplica el riesgo de recaer en el conflicto. Las Naciones Unidas considera que garantizar que la actuación sobre el medio ambiente sea parte de la prevención de conflictos, del mantenimiento de la paz y de las estrategias de consolidación de la paz, es de suma importancia, "pues no puede haber paz duradera si los recursos naturales que sostienen los medios de subsistencia y los ecosistemas son destruidos".
A propósito de este tema, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon emitió en esta jornada un mensaje en el que recuerda que desde 1990, al menos 18 conflictos violentos se han desarrollado a partir de la explotación de recursos naturales como la madera, los minerales, el petróleo y el gas. Afirmó también que entre las causas fundamentales se encuentra la marginación de poblaciones locales y la avaricia.
En el caso de conocidos conflictos como el de Afganistán, Ban Ki-Moon expresó la preocupación de la ONU respecto a los depósitos minerales recién descubiertos en esta región—cuyo valor se estima en 1 billón de dólares— pues se puede perpetuar el conflicto civil. 
Las ricas reservas de estaño, tantalio, tungsteno y oro en regiones como la República Democrática del Congo, por ejemplo, podrían utilizarse para mejorar el nivel de vida de millones de personas y sin embargo, se emplean para  financiar grupos armados y prolongar la violencia, mientras que en toda África, está diezmando la población de elefantes a causa del comercio  ilícito de marfil, que a su vez está financiando a rebeldes, redes de delincuencia y otras fuerzas desestabilizadoras, refiere el citado mensaje.
En tales circunstancias, y a la vista del aumento y la prolongación de acciones de guerra y conflictos armados que ya no parecen tener fin, es dificil creer que puedan cesar las pretensiones de riqueza y ambición de quienes ponen los intereses económicos y políticos por encima del bienestar natural y humano. El interés de Naciones Unidas puede ser muy noble pero de ahí a la realidad que hoy vive el mundo y lo que se avizora  a corto, mediano y largo plazo, va un largo trecho.
No está entre las prioridades de quienes manejan el dinero y los conflictos a su antojo, pensar en el medio ambiente, si al final no piensan ni quieren pensar - no les conviene- en el ser humano, en la importancia de evitar estos conflictos, de llegar a acuerdos que no generen más muertes y pérdida de recursos de todo tiepo, sin hablar de aquellos en los que hasta la propia identidad e idiosincracia ha sido polvorizada por bombas.
Pero no pretendo ser pesimista, al final creer en el mejoramiento humano es parte de la savia martiana que todo cubano llevamos dentro. Y el llamado final es entonces, según el propio Ban Ki-Moon a que hagamos  más por prevenir los conflictos por los recursos naturales y maximizar los beneficios derivados de estos recursos para mantener y consolidar la paz. Debe impedirse que la maldición de los recursos siga socavando la seguridad de Estados frágiles y asolados por los conflictos y los fundamentos del desarrollo sostenible.


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